miércoles, 28 de septiembre de 2016

EL CERTAMEN EN SU CUARTA EDICIÓN


Castilleja del Campo y el Teatro

Por Juan Carmelo Luque Varela, Cronista oficial de la Villa
El sábado día 1 de octubre de 2016 dará comienzo  el Certamen de Teatro Aficionado María Moliner.  Un concurso que este año cumple su cuarta edición, desde que se celebrara  en 2012 por primera vez, gracias a la promoción del Ayuntamiento de Castilleja del Campo y la colaboración de la Diputación Provincial de Sevilla.
Para que este evento pueda ser viable, además del equipo de organización, el apoyo Municipal y las ayudas de las citadas entidades, es primordial contar con el espacio adecuado a las exigencias del guión –como se diría en el argot técnico y artístico-, esto es, disponer de un teatro. Es aquí donde el Centro Cultural María Moliner, abriendo sus puertas al certamen, aporta un  equipado espacio escénico: su teatro. Un patrimonio Municipal que también está de aniversario, ya que  este año cumplirá el primer lustro, desde que su telón se abriera por primea vez el 24 de noviembre de 2011.
Disponer en la actualidad de un moderno escenario, dotado con todos los medios técnicos donde desarrollar su arte, la nueva generación local de aficionados y aficionadas al teatro valora muy positivamente la labor de aquellos vecinos, antepasados nuestros, actores, actrices y directores, y como se las tenían que ingeniar para llevar a cabo su  apasionada y tradicional afición artística.     

Pero volvamos a lo que nos ocupa, el IV Certamen de Teatro de Aficionado María Moliner, que el próximo sábado del primer día de octubre inaugurará el Sr. Alcalde, Presidente del Excmo. Ayuntamiento de Castilleja del Campo, don Narciso Luque Cabrera.
Una vez finalizado el acto se abrirá el telón para dar paso a la primera representación del certamen. La compañía sevillana “De Sur a Sur” presentará la obra <<El Enfermo Imaginario>> adaptada por Jorge Cuadrelli. Una comedia con la que el genial dramaturgo y humorista francés Jean-Baptiste Poquelin (Molière), satirizó a los médicos de su tiempo.
Esta será la primera de las cuatro compañías seleccionas para participar en el certamen. En los siguientes fines de semana de octubre, los aficionados podrán continuar disfrutando con las  representaciones  de las otras tres que subirán al escenario según este orden:

Sábado día 8. La compañía sevillana MEMTE pondrá en escena  la obra <<Ícaro>>. Un clásico de la mitología griega que narra cómo Ícaro quiso volar muy alto y el sol derritió la cera con que estaban hechas sus alas. Primera suplente que sustituirá a la compañía de Jerez de la Frontera que estaba anunciada en cartel.
Sábado día 15. <<Salir del Armario>> otra  hilarante comedia francesa representada por la compañía sevillana EscaPARTEatro. Recordamos con buen sabor de boca su  participación el pasado año con la obra La cena de los idiotas. Una excelente representación que obtuvo tres galardones en el certamen 2015.
Sábado día 22. Un clásico de la narrativa de terror: <<Frankenstein>>, obra dirigida por  Elías Quino  para el Grupo de Teatro Huella de Alcobendas (Madrid).

-Diviértanse, disfruten y sueñen con una tradición de Castilleja del Campo. El Teatro-.

Noticias locales 067
Castilleja del Campo, miércoles 28 de septiembre de 2016

miércoles, 21 de septiembre de 2016

QUEDA INAUGURADO EL CURSO 2016-2017


En septiembre Educación y Cultura y San Miguel

Por Juan Carmelo Luque Varela, Cronista oficial de la Villa
El verano, por fin, llega a su fin. Comienza el equinoccio de otoño.
Según los cálculos del Observatorio Astronómico Nacional, el día 22 de septiembre a las 16:21 horas –la hora de la siesta-, entra un otoño que durará 89 días y 20 horas. Sobre esto, los estudiosos de las Cabañuelas dicen de la nueva estación, que se presenta generosa en lluvias, generalizadas en toda nuestra región y continuará así hasta final de la misma, aunque a principios de octubre las temperaturas repuntarán por encima de las normales para la época.

Pero dejemos el tema para los profesionales y vamos a centrarnos en el titular del encabezamiento, porque el curso ya está rulando.
Aún no se había apagado el eco de la algarabía infantil que daba por finalizada la escuela de verano, cuando el primer día de septiembre la Guardería Municipal acogía a los más pequeños en el curso 2016-2017 que comenzaba.

En la misma línea, también el Excmo. Ayuntamiento de Castilleja del Campo da por inaugurado un nuevo curso. En él se desarrollará una programación de educación, formación y cultura para todas las edades, talleres juveniles y escuela deportiva, con el siguiente calendario:

Desde el comienzo del nuevo curso la Biblioteca Municipal vuelve a estar al servicio de los ciudadanos los martes y jueves en horario de 16:30 a 19:30, donde también se prestará Apoyo Escolar todos los martes de 16:30 a 17:30. Para más información dirígete al Ayuntamiento o a la Biblioteca, donde te atenderá Misael Rodríguez, Técnico de Juventud. 

Organizado por la Concejalía de Deportes, el día 6 comenzaron en las instalaciones del Polideportivo “El Prado” las clases de Pádel, impartidas por el Monitor Nacional Florentino Muñoz. En el mismo espacio deportivo el lunes 26 dará comienzo la Escuela de Tenis para niños y jóvenes con edades comprendidas entre 11 y 18 años. Para más información pueden contactar directamente con el monitor “Floren” en las mismas instalaciones o en el Área de Deportes del Ayuntamiento.

El pasado jueves día 15, las áreas de Cultura, Educación y Servicios Sociales del Ayuntamiento presentaron, en una reunión informativa, el Curso de Inglés (nivel iniciación) que se impartirá todos los jueves a la 19:30 horas. El alumnado tiene la opción de obtener el título a través de la Escuela Oficial de Idiomas.
Paralelamente, los lunes y miércoles de 16:15 a 18:15 horas se están impartiendo las clases de Formación Básica para Mayores. Ambos cursos se prolongarán durante  todo el tiempo académico 2016-2017 y aula donde se desarrollan está ubicada en el Centro de Empresa del Ayuntamiento sito en calle Vista Alegre.
Para más información pueden dirigirse al Ayuntamiento donde le atenderá Sofía Romero, Técnica de Servicios Sociales.

El mismo día, organizado por el Punto de Información Municipal (PIN) y la Biblioteca, se presentó el Club de Lectura donde se trabajará con perspectiva de género  la obra “Los perros siempre ladran al anochecer” (enero 2015), última novela del sevillano Andrés Pérez Domínguez. Los interesados deben dirigirse al Ayuntamiento.

También el  día 26 comenzarán los cursos de informática en el Centro Guadalinfo dirigidos a todas las edades, con la siguiente oferta:
Informática básica para niños, Curso adaptado de acercamiento a las nuevas tecnologías, Informática básica para mayores e Informática “Empezamos desde cero”. Las personas interesadas pueden pasarse por el Centro (Casa de la Cultura) o por el Ayuntamiento.

Por su parte el Proyecto Ribete, en colaboración con el Área de Juventud, te ofrece un nuevo y atractivo programa para esta temporada que, bajo el título “CREARTE”, se desarrollara de lunes a jueves de 17:00 a 20:00 horas, y está dirigido a un público junior con edades comprendidas entre 11 y 16 años.
Esta son, entre otras, las  actividades que se ofrecen en los talleres:
Continuación del Taller de carpintería, Pintura sobre lienzo, Diseño de chapas, Concurso de camisetas y Jornadas dinámicas. Además proyecciones de Cine, Halloween, actividades de Navidad y Gran Amigo Junior 2.
Este año puedes obtener de forma gratuita el Carnet Joven. Sellándolo en las actividades en las que participes podrás beneficiarte de ventajas y descuentos.
Infórmate en el Taller de Ribete, calle Vista Alegre. Te atenderá  Fran,  monitor del Taller y Misael en el Ayuntamiento.

Para terminar el mes, en nuestro pueblo celebramos el día del Patrón San Miguel que, junto a los Santos Arcángeles Gabriel y Rafael, se conmemora el día 29 de septiembre. En este sentido aprovechamos para recordar que el próximo día 24, la Hermandad Sacramental, de San Miguel Arcángel y Ntra. Sra. del Buen Suceso, organiza la “Fiesta de San Miguel”. Será el sábado a partir de las 14:00 horas en la nave Municipal. Tapas y bebidas a precios populares y por la tarde, amenizada por el “Grupo Al Son”, cafés, dulces y copas.
Posteriormente, en los días 27,28 y 29, Solemne Triduo en Honor del Titular San Miguel Arcángel.

Comunicado local 065
Castilleja del Campo, miércoles 21 de septiembre de 2016

jueves, 15 de septiembre de 2016

USOS Y OFICIOS QUE DESAPARECIERON (y3)


Colmeneros  y otros usos

Por Juan Carmelo Luque Varela, Cronista oficial de la Villa
El colmenero, que dicho así suena demasiado grande,  era un oficio que se explotada para el autoconsumo y en algunos casos para una venta que raramente llegaba para tapar las bocas de la familia.
Más que un oficio recolector, en la actualidad tendríamos que hablar de empresas manufactureras, ya que la competencia de miel foránea y de baja calidad producida industrialmente, hace años que arruinó este oficio en muchas zonas de Andalucía y también en nuestra localidad.

Cuenta la leyenda que hombres recolectando miel aparecen en culturas dispares desde hace más de 20.000 años. En nuestra península, pinturas rupestres levantinas y en Altamira dan fe de este dulce oficio, del que también hablaron Plinio, Aristóteles y Virgilio. Miles de años después, los árabes andaluces potencian su uso  en repostería, de ahí nuestros pestiños, “angüelas” y gañotes. Tenemos la suerte de que este oficio y el mundo de las colmenas, que permaneció vivo en nuestra localidad hasta ayer mismo, ya que se conoció hasta el último tercio del pasado siglo, diferiría poco con los modos con que los árabes o el mismísimo “Gargoris”, rey tartesio, trató la miel.

En la lejana  niñez de mis recuerdos aún veo la casa de un colmenero de la familia, en unas imágenes en papel sepia. Allí, unas oscuras bolas de cera amontonadas en el patio esperando compradores foráneos, la miel en los tarros y las colmenas de toscos corchos de alcornoques, cosidos en uno de sus lados por clavos de madera y cegados con una tapa rudimentaria sujeta de la misma forma. Una instantánea fotográfica, que quedaría imborrable en mi memoria, daba forma a este  imaginario bodegón.

De aquellos recolectores de miel de nuestro pueblo, me aventuro a nombrar a José Luque (la curia), Manuel Ramírez (el chico), Miguel Rodríguez (de Cecilio) y al citado familiar, Aniceto Luque Luque. 


LABORES EN VARETA DE OLIVO
En la misma línea que los casos anteriores, una suerte de labores de artesanía y usos populares comenzó a propagarse entre los ciudadanos de las zonas rurales y ganaderas en toda  España. Manualidades que en muchos casos llegaron a rozar el arte dada la elaborada terminación de sus trabajos, como bolsos, lámparas y otros objetos para la decoración en el hogar.
También en Castilleja del Campo varias personas se las ingeniaron para iniciarse en manualidades como la cestería en varetas de olivo y el trenzado de la palma morisca.
En nuestra localidad, donde  el cultivo más importante fue el olivar, que junto a la vid fue el motor de la economía local hasta mediados del siglo pasado, no podían faltar los artesanos de la vareta de olivo.

El trabajo de la vareta como oficio artesanal era más entretenido que laborioso. Primero había que recolectar la materia prima, esto se hacía en el segundo mes del verano cuando comienza la temporada de varetas frescas menudas y tiernas. Después de pelarlas había que seleccionar las mejores, no todas valían, por ello el artesano tenía que ser generoso a la hora de la recolección para no quedarse corto de material una vez desechadas las varetas defectuosas.
Generalmente para la elaboración de canastas y canastos pequeños comenzaban por formar el principio de la base, después de recortar las puntas sobrantes,  extendía la labor sobre el suelo, agrupaban todas las guías hacia arriba y ataban las varetas más largas. A partir de aquí y continuando desde la base, comienza a elaborarse el canasto  o cesto. Con las varetas más pequeñas, que el artesano sujetaba con el dedo anular de una mano, mientras con la otra las introducía entre las guías, para ir subiendo la labor hasta finalizar el trabajo.

Otro aprovechamiento más del olivo que, gracias a unas manos prodigiosas,  devolvería nuevamente al campo lo que al campo correspondía, transformado en  canastos y canastas de todo tipo para la recolección y  las labores agrícolas y ganaderas. Útiles también en el hogar, como cestos de varios modelos y un objeto indispensable en el invierno: la “enjugadera”. Una especie de cono que se utilizaba  para evitar que la ropa de camilla se prendiera con el brasero y muy útil para secar ropa en los días lluviosos y nublados, sobre todo de los más pequeños.
Otra salida comercial de los productos de varetas eran las jaulas y jaulones para pájaros, aunque este último trabajo siempre se hacía por encargo y exigencias del perdicero.
Idelfonso Herrero (Benega) y Celestino Borrego Notario, fueron las dos personas que por afición o necesidad más se dedicaron a estos usos.


ARTESANÍA DEL TRENZADO DE PALMA
El trabajo artesanal de la palma se realizaba fundamentalmente con la hoja palma o palmito. En la recolección se diferencian dos variedades, unas eran las hojas nuevas, de color blanco aún si abrir, denominadas palmito y la recolección de las hojas verdes, crecidas y abiertas que se realizaba en los meses de verano.
La palma blanca o palmito es la más utilizada por los artesanos por ser más maleable a la hora de la manipulación, el trenzado y la calidad del producto terminado, aunque tiene más trabajo añadido. Se tiene que abrir una a una, extenderlas al sol y al rocío de la noche en el suelo de un patio, terraza, azotea, etc. Es necesario dar vueltas a las ramas todos los días para que vayan adquiriendo el color blanco uniforme.
La palma verde se extiende al sol tras ser cortada, después se deshoja separando las pínulas del raquis de las hojas, agrupándolas por tamaños en manojos de cincuenta o sesenta, para trabajar con ellas cuando se necesiten.

Si en el oficio de la vareta, además de las manos, el artesano sólo necesita unas tijeras y una buena navaja, en la artesanía de la palma son varias las herramientas y útiles necesarios. Hacha, tijeras, cuchillo y picadera para cortar y limpiar. Varios tipos de agujas, de metal, de hueso y de madera, unas para coser y otras para separar las hojas en tiras más estrechas. Un mazo de madera, de forma redondeada y totalmente pulida, para alisar y dar forma a la empleita.
Entre la diversidad de objetos y piezas que fabricaban estos artesanos de utilidad tanto en el hogar, en las tareas domésticas como para el trabajo en el campo, señalaremos las más conocidas.
Utensilios para guardar objetos y decorativos para la casa,  moldes de empleita para hacer quesos, escobas, cestos y bolsas para  hacer la compra, esteras, alfombras y hasta cunas para bebés, etc.
Para el campo, sombreros, capazos de diferentes modelos para la recolección (como el “macaco”), serones para transporte, diferentes tomizas para arreos del ganado, etc.

Según nuestra información, en Castilleja del Campo fueron varias las personas que se aventuraron en el arte de la manipulación de la palma, y aunque tenemos varios nombres, solo mencionaremos al artesano que fue reconocido por su oficio y profesionalidad en localidades de la comarca. Norberto Delgado Romero.   
                                                                                                      
Costumbre y tradiciones 040
Castilleja del Campo, jueves 15 de septiembre de 2016

viernes, 9 de septiembre de 2016

USOS Y OFICIOS QUE DESAPARECIERON (2)


Los Costilleros  y otras artes

Por Juan Carmelo Luque Varela, Cronista oficial de la Villa
En el mundo de los cazadores, el costillero podría ser algo así como aquel sabio de la fábula que recogía para alimentarse las yerbas que otro indigente colega desechaba.
La costilla o percha como es conocida en otras localidades, era y es –porque muchas está expuestas en museos de arte y costumbres populares- un artefacto  poco ingenioso pero muy efectivo en su ruin cometido. Sobre una tablilla de pino o  álamo blanco se colocan dos semicírculos de alambre sujetos a la misma con unas grapas, que son  accionados por un muelle, artilugio que generalmente eran construidos  artesanalmente por los mismos cazadores de esta suerte.
Para montarla, se tensa unos de los arcos formando un círculo con respecto al otro que queda fijado en la tablilla. Se sujeta con el pinganillo y en el centro se le coloca el cebo que, al ser picado, hace saltar el ingenio y deja atrapado al incauto pajarillo. Los cebos, recolectado por los propios costilleros, podrían ser desde uvas pasas, trigo u otras semillas, gusanos y hasta hormigas aladas, el más efectivo de todos los engaños por el brillo de sus alas.

Esta fue otra afición apremiada por la necesidad. Aunque si bien había muchos aficionados, –sobre todo entre la chiquillería-  eran pocos los profesionales, puesto que el esfuerzo requerido para obtener alguna ganancia no compensaba tamaño trajín.
La caza con este tipo de trampas era un trabajo arduo y de dedicación, a día completo, y de largas caminatas por sementeras, viñas y olivares. Suela de alpargatas que recorrían a diario una decena de kilómetros por malos caminos y campo a través, para que al amanecer estuvieran sembradas las costillas en los lugares previamente localizados. A medio día hacía la primera requerida, recogían el botín y volvían a montarlas. Por la tarde se repetía el rito. Mientras tanto, el costillero llenaba las horas de ocio vigilando  la posible llegada de sus enemigos naturales, por un lado estaban los milanos que solían robarles las presas, a veces con costilla incluida a pesar de estar clavada en tierra por una estaquilla. Otros enemigos con los que tenía que estar ojo avizor eran lo humanos amantes del bien ajeno y, sobre todo, con la Guardia Civil que no eran menos temibles. También en esas horas de sol a sol debía patear la zona para localizar nuevos enclaves. Para que la jornada fuera rentable, los profesionales necesitaban coger entre  diez y treinta docenas de pájaros. Con menos se perdía el día, como aseguraba un conocido costillero de la localidad.

En Castilleja del Campo, al igual que los pueblos de la comarca, la caza ilegal con costilla, “encijera o arpa” (trampa artesanal de resorte), con liria (pegamento natural que se untaba a lado del cebo), con redes en los aguadero y la práctica de caza nocturna con luz y cencerro, estaba muy extendida y poco profesionalizada.
De aquella caza furtiva con costillas recordamos a Leovigildo Monge, a los hermanos Narciso y Antonio Luque Romero y al más profesional: Adolfo Muñoz Caraballo, de quien según cuentan, consiguió a vivir de este tipo de caza. Entre los que comenzaron siendo unos niños destacamos a Mario Rodríguez Luque que con ocho años ya pateaba los campos con sus tíos armando costillas y con el paso de los años adquirió profesionalidad en toda suerte de caza. Otro chiquillo al que la afición le llegó de su padre fue Salvador Muñoz Moreno (el rubio) quien, además de costillas, armaba encijeras y utilizaba la caza con pegamento (la liria).



Algunos de estos cazadores del engaño y demás aficionados a otros estilos, eran ellos mismos quienes se  fabricaban sus propias artes para caza, como las costillas, encijeras, redes, etc. Durante muchos años, aficionados de otras localidades llegaban a nuestro pueblo buscando un pito, un jaulón o cualquier otro útil para la caza.
Por aquellos años de mediados del pasado siglo, tanto a José Luque (de la rubia) como a José Luque (la curia),  a ambos se les daba muy bien la fabricacion de jaulones, jaulas de colgar el reclamo, redes, pitos para el reclamo y otras utilerías para el cazador.

Costumbre y tradiciones 039
Castilleja del Campo, viernes  9  de septiembre de 2016

viernes, 2 de septiembre de 2016

USOS Y OFICIOS QUE DESAPARECIERON (1)


Los Carboneros
Por Juan Carmelo Luque Varela, Cronista oficial de la Villa
Hasta final del segundo tercio del pasado siglo XX prevalecieron no pocos  usos y costumbres emprendidos por unas personas  víctimas de la escasez de lo básico y otras por afición. Los más, aguzando una astucia que llegaba de la inteligencia del estómago, vieron en la libertad del campo su tierra de promisión, despensa de unas familias que solo tenían acceso a un temporero y esporádico salario de hambre. En este marco, generador de desocupados  espoleados por la necesidad, resurgió en el hombre convencional  las raíces recolectoras y cazadoras de los primeros pobladores de estos lares y se las tuvieron que ingeniar para sobrevivir. Aunque no descubrieron nada, puesto que esta era una manera de sustento anterior a la agricultura  y a la civilización, recolectores y cazadores que tomaban de la naturaleza lo que le ofrecía con muy poca o ninguna transformación. Así nació una suerte de oficios, usos y menesteres  para llenar una página con su relación. De aquellos trajines de audaces vamos a intentar recuperar algunos que se dieron en nuestra localidad como fueron los carboneros, colmeneros, costilleros y otras labores artesanas.
                                                            
El boliche, como se conocía aquellos túmulos cónicos o triangulares que humeaban por su vértice, era una figura común en nuestros campos tras la limpieza arborícola. De allí salía el carbón vegetal, combustible básico con el que se guisaba  en nuestras cocinas  y para los braseros que suavizaban aquellos rigurosos y crudos inviernos. El carbonero era un personaje tiznado y cotidiano, sobre todo en los días de invierno, que recorría las calles del pueblo con su lacónico pregón: “Carbón y picón, el carbonero niña”. En nuestra localidad el suministro de tan necesario combustible  llegaba directamente  al consumidor que lo adquiría en la misma casa del productor o en la tienda de ultramarinos de Miguel Luque Romero (Miguel de la tienda).

El oficio era antiguo, duro y de técnica ancestral sin apenas cambios desde sus remotos orígenes. Exigía pericia y dedicación, hay quienes decían que aquello era como un parto que duraba medio mes. Quince días de jornadas completas durante las cuales el carbonero no podía  apartarse del boliche ni de noche ni de día, a riesgo de perderlo todo en un descuido. Tampoco estaban libres de riesgos. Se cuenta de carboneros que perdieron parte de sus piernas en plena faena, por hundimiento del boliche bajo sus pies descalzos mientras palpaban desde lo alto las palpitaciones del ingenio.
Aparejar el boliche era trabajo complicado y laborioso. Primero había que hacer la recolección y proveerse de la madera necesaria, en muchos casos acarreada de lugares alejados hasta el punto donde se amontonaría para formar la complicada estructura. Primero se colocaban los troncos más gruesos para seguir con los de menos entidad, para recubrirlo todo con hojarasca de eucalipto o álamos y, finalmente, con  tierra apelmazada. Una vez formado el horno se le abría el tiro o salida en la parte superior y varias aberturas a lo largo del perímetro de la pared que funcionaban como respiraderos y era el mecanismo de control para la lentísima cocción de la madera.
Los útiles que se necesitaban eran muy básicos. Hachas de diversos tamaños para preparar la madera, el rastro, varios tipos de azadas, el “ro” para sacar el carbón y el “atacador”, consistente en un palo de metro y medio con punta afilada para horadar el boliche y gobernar la cocción. Una escalera con la que acceder a la parte alta que aquella humeante pirámide y angarillas para el transporte, primero de la madera, el agua y el carbón después.

Uno de aquellos crudos inviernos de temporales, aguaceros y tormentas, el viento del tiempo se llevó el último pregón de los carboneros del vecino pueblo de Carrión: Venancio y José. Con ellos se fueron aquel oficio de necesidad imperiosa, hoy felizmente erradicada. Al menos para la mayoría de la personas.
Hablando de personas, en Castilleja del Campo tres fueron las que se dedicaron a este oficio: Ildefonso Herrero (Benega), José Luque (de la rubia) y Eloy Delgado Romero. 

Costumbre y tradiciones 038
Castilleja del Campo, viernes 2 de septiembre  de 2016